26 jul 2010

¿El Fuego es Biutiful?

Por fin he visto “The Burnig Plain” o “Fuego” como se le tituló en México al primer largometraje de Guillermo Arriaga como director y escritor. Si bien, antes ya habíamos disfrutado de esa enigmática forma de escribir guiones para cine como “Amores Perros”, “21 Gramos”, “Babel” o “Los tres entierros de Melquíades Estrada”. Su ópera prima como director nos muestra la calca de situaciones que de entrada nada tienen qué ver pero que en algún instante se entrelazan. Personalmente disfruto estas historias, involucran mi atención al cien aunque en ocasiones hay situaciones predecibles.

La cinta es un rompecabezas que agrada armar en cada escena. No obstante, considero que no llega a un clímax total de alteración. Arriaga muestra en su guión el denominado “In media res”, una técnica literaria que atrapa desde el comienzo porque te adentra al centro de una historia y poco a poco, de manera paciente, tendrás que hilar los acontecimientos previos.

Charlize Theron, Kim Basinger, Joaquim de Almeida y el mexicano José María Yazpik; hacen de esta historia una situación mundana, donde el amor y la muerte son la base de todo acontecer. La historia muestra también, los valores familiares y particulares de los personajes; la moral sexual y el aquejo constante de los errores pasados.

La trama se desenvuelve en México, Nuevo México y Portland. Con una fotografía espléndida que logra identificar claramente la localidad climatológica y aquellos encuadres pertenecientes a Iñárritu. La música fue realizada por Omar Rodríguez López (The Mars Volta) y Hans Zimmer; un soundtrack que no puede faltar en la colección de música para cine.

Paralelamente, llama mi atención la fecha en que Guillermo Arriaga decide estrenar “Fuego”. Sabemos del rompimiento que tuvo con Alejandro González Iñárritu, donde el escritor decide tener un crédito mayor por su labor e iniciar un camino que “El Negro” ya tiene bien forjado. Asimismo, Iñárritu está por presentar –en esta semana- “Biutiful” en el festival Expresión en Corto cuyo filme es de altas expectativas y aunque no se sabe a ciencia cierta cuándo se estrenará de manera oficial en México, se dice que llegará a las salas cinematográficas en octubre.

Interesante asunto. ¿Competencia? ¿Egos? Veremos los resultados; por ahora, “Fuego” ha cumplido mis expectativas. Imagino que “Biutiful” las superará.

23 jul 2010

Filos y lluvia

Un grito orgásmico se escuchó hasta lo más alto de las montañas que rodea la ciudad. Las gotas que el sudor provocó caían medianamente sobre sus cuerpos y las pupilas dilatadas permanecían. El reloj de color café postrado en la pared frente a la ventana marcaba las 21:20 horas cuando sucedió.

Sale de casa y ve en el correo la correspondencia. Entre otras, cartas con las exigencias de pago por parte del banco y una postal desde Madrid. El tren que lo lleva a su empleo suele hacer 50 minutos, pero la lluvia demora su trayecto y hace lo doble de tiempo. Saltear los charcos de agua no fue suficiente para manchar su pantalón beige y las gotas de agua volvían su cabello a crespo. El gesto mal encarado de su jefe decía más que las palabras de regaño por llegar tarde a la junta de trabajo con importantes socios. El retraso fue el pretexto exacto y la decisión que tomaría el director para despedirlo a fin de mes.

No ha desayunado y son casi las 2 de la tarde. El proyecto no tiene fin. Su cabeza estalla de dolor ante la mala noticia y por la falta de alimento. La cafeína se apodera de su organismo. Una baguette de atún con queso y aceitunas negras es todo lo que probará de refrigerio.

De regreso a casa toma un taxi, el tráfico no cesa y permanecer 10 minutos ahí dentro sería tomar un revólver y vaciarlo en su cabeza. Decide arribar el tren a 30 minutos de su hogar. Se halla en el asiento que da a la ventana y escribe “Filos” en el cristal empañado. Quiere dormir. No estar, no permanecer. Sólo dormir.

Ha sido un día como estos de verano donde llueve todo el día. El agua suele a veces complicar las cosas, los tiempos, los encuentros, las actividades. Por fin; mojado, cansado y harto, llega a su morada. Lo único que desea es acostarse en su lecho y no saber más.

Ella disfruta la vista con la lluvia, observa a la gente pasar; algunos caminan resignados por el diluvio y otros corren por querer acortar distancias. Imagina la manera en que son recibidos por sus seres y también imagina a las parejas cuya tormenta los tomó por sorpresa y no tienen planeado un destino. Le seduce la manera en cómo el agua puede transformar el atuendo de las personas y el entalle de las ropas a los cuerpos. Entonces, de pronto, lo ve llegar desde la ventana que da vista a la calle y baja descalza a encender la chimenea, preparar un poco de té a salud de él mientras éste toma una ducha.

El delicioso sabor manzana del té y el calor que emana la chimenea le otorga sumo placer. Verla a su lado en aquel sofá color hueso, con el cabello tomado por un ligue y su rostro que le devuelve la paz que necesitaba él; consuman el acontecer.

La melodía que provocaba el chubasco era ideal para el suceso. Cruzaron algunas palabras cuando de pronto hicieron el amor como unos imberbes y llegaron a la cúpula del estado. Sus cuerpos al unísono correspondían entre sí. Las gotas del sudor caían medianamente sobre sus cuerpos y las pupilas dilatadas permanecían. El reloj de color café postrado en la pared frente a la ventana marcaba las 21:20 horas cuando sucedió. Decir que él había tenido el peor de sus días era como mentir en que ese grito no fue orgásmico.