20 abr 2010

Apología del ser

Me enamoraré. Pero eso es todo lo que haré por el amor. No pienso en rendirle tributo ni mucho menos ser un esclavo de él. Qué fastidio, qué necesidad incesante de buscarlo. Qué gran inconveniente encontrarlo y no ser correspondido. Entonces ¿realmente existe? El amor se debe de vivir de manera que se sienta desde la más íntima comisura. Sin tapujos, sin poses, sin expectativas. Sólo eso, vivirlo. A veces imagino que la gente sólo sigue su curso en busca de él. Algunos lo encuentran, otros creen hallarlo; pero nadie sabe que todos lo hemos tenido frente a nosotros.

Esta noche se calla, una vez más guarda en su memoria exquisita el amor. Quiere saber nada. Sólo dormir, desea sólo dormir y soñar eternamente. Quizá busque un sitio donde las historias se hagan realidad y los sueños sean de la cotidianidad un suceso común.

Presumimos de libertad cuando ni siquiera podemos tener un corazón libre. La indiferencia le pertenece al individuo cuando éste se ve reflejado en ella. La ausencia de respuestas abundan y la confusión es mayor. La gente alardea de tener identidad y muchas veces no son ni el reflejo del espejo. Orgullosos dicen, no necesitar amor; míseros, no saben lo que mencionan.

Emergeremos de esta confusión cuando aceptemos lo que somos, lo que queremos, de dónde provenimos y hacia dónde nos dirigimos. Seremos capaces de ser libres cuando lo material quede en última instancia. Nos llamaremos hombres y mujeres cuando lo superficial deje de existir. Dejaremos de guardar secretos por el simple hecho de que todo nos sorprende. Nos avergonzaremos de no dar amor. Penaremos la existencia de una insoportable levedad. Tendremos miedo de no intentarlo.

Una vez más, esta noche, tengo inmensos celos de la tranquilidad y una jodida repugnancia por la incertidumbre. Intento refugiarme en la cotidianidad y ser un títere del acontecer. Ser partícipe de los deseos inherentes del ser humano y hacer del recuerdo un grato pensamiento. Dejar por años el apego y ser un individuo que goce de lo mundano como algo extraordinario.

(...) Porque simplemente, nada es lo que parece. Nadie es quien pretende ser. Nuestros prejuicios, nuestras carencias y nuestros límites nos sitúan en la burla perpetua de no sentir, de no aceptar... de no amar.

1 comentario:

  1. Esta hermoso ivancin sublime yo insisto me encanta tu redacciòn e imaginaciòn inconfundibles.Te postulo para escritor en verdad tienes que escribir un libro escribes hermoso.

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