11 oct 2009

Mi País

Existen personas, gremios e incluso sindicatos que dicen sentirse intocables; presumen de poder y hacen uso de éste para beneficiarse así mismos y a unos cuantos. Hay quiénes escudados por estas ‘bondades’ hacen y deshacen sin que puedan ser penados o sancionados incluso, legalmente. Alguien me dijo alguna vez que el ‘poder’ es para ejercerlo, de acuerdo pero ¿por qué generalmente no es para un bien en sociedad?

Alguien más me diría que nadie es intocable, algún religioso contestaría que sólo Dios es intangible. Definitivamente yo diría que sólo existen elementos inescrutables, aunque pocos pero sólo eso: elementos, cosas.

Llevo ya días pensando en que no me gusta mi país, sus nulas oportunidades, sus escasos reconocimientos a las personas de bien y de trabajo. Su crisis y su desigualdad. Su despreciable ‘sistema’ y el conformismo para éste. Gente viviendo de lo fácil, de lo digerible, de lo monótono. Llevo un rato preocupado, bromeando le digo a C que me voy a vivir a Guatemala, ella me contesta “llévame contigo”. Sería como un sueño -respondo dentro de mí.

¿A caso apenas me estoy dando cuenta del adulto que pretendo ser? Si bien, extraño aquel país de mis abuelos, de historias sorprendentes y anécdotas que hoy en día difícilmente viviremos. O quizás lo que extraño es mi infancia, esos instantes que no sabía del precio de la Política, de los costos humanos por intereses de mafias, de prostitución mediática y laboral, de desilusiones idílicas o de aquel término que alguna vez leí: pornopobreza.

Dice mi padre que antes había una idea más clara de nación, existían ideales y valores reflejados; ahora todo es simple farsa, simple pose. Alguien más decía: “sé siempre igual, fiel a tu espejo diario”. Igual y fiel. Desafortunadamente ahora ése es el problema, un México cambiando, transformándose para empeorar. Un país desigual e infiel. Decepcionante. Pobre. En el que apenas ayer se cantaba un Himno en un encuentro deportivo donde muchos no se atreven a entonarlo porque no lo ven como un pasaporte a nuestra mexicanidad, a nuestra gente, a nuestro orgullo.

Pues, estoy intranquilo desde anoche, el ‘asalto’ a Luz y fuerza del Centro desencadenará otra crisis social: confrontaciones, paralizaciones, desempleo – delincuencia y, un sinfín de quehaceres poco positivos. Sin embargo, mi intranquilidad es respaldada porque definitivamente, considero, se ha hecho algo muy positivo en tan negativa administración federal. Basta de complacencias, basta de “intocables”, basta de consideraciones, basta de fugas estratosféricas de recursos, basta de beneficios hacia algunos cuantos; basta de lujos y caprichos financieros, absurdos y materialistas, basta de orgías sindicales y BASTA de desigualdades.

¿En qué momento se jodió México?

8 oct 2009

Halcón y Ardilla

¿El último regalo? ¿El último café? ¿El último paseo? ¿La última comida? ¿Los últimos besos? ¿El último abrazo?... No lo sé. “Una cosa es lo que crees que suceda y otra es lo que quieres que suceda” –Mencionó ella en alguna ocasión…

Seguramente hoy por la noche cualquiera de los dos toma el teléfono y le llama al otro, quizás sólo sea un mensaje escrito. Se comunicarán ansiosamente y se dirán todo lo que se extrañan, lo mucho que se necesitan; se escuchará decir por ambos el gusto recíproco que es permanecer juntos. Reirán, bromearán, dirán que la separación sólo fue un acto de valoración, que fue una prueba para medir sentimientos y deseos si es que éstos pueden medirse. Hablarán del presente y posiblemente planeen un futuro, uno no muy lejano. Pronto se reunirán con un cariñoso abrazo y él besará su rostro desesperada y amorosamente como solía hacerlo. Ella no hilará más de tres palabras, pero sus ojos, como dice el proverbio, son la ventana del alma y él se asomará a ella y verá lo que necesita mirar. Caminarán por algún lugar y contarán historias que únicamente haga que los una más y más. Acudirán a la Cineteca y coincidirán con el buen cine. Después comprarían libros para intercambiar. Asistirán al concierto de los Kings Of Leon, él experimentará un orgasmo musical cuando escuche el tema “Sex On Fire”; ella estará feliz coreando más de una canción y en situaciones continuas sacará aquella sonrisa que tanto ama él. Antes de terminar el concierto sentirán el efecto de algunas cervezas. Quizás ella no pueda más, quizás él tampoco. Después, seguirán creando y se convencerán día a día de que deben estar juntos. Quizás cualquiera que los viera afirmaría que son el uno para el otro. Algunos dirían que son una pareja feliz, de jóvenes burlándose de la seriedad que a veces distintas personas le dan a la vida; sin terceros que impidan su relación e intenten llevar a sus almas lo que rebase la imaginación, juntos tal vez tomados de la mano. Tienen veintisiete años y ella menciona que los tres restantes antes de los treinta habrá que vivirlos al tope. Él coincide aunque cree que lo dice porque después de esta edad ya muchas cosas deban cambiar, sin llegar a ser, personas apartadas, hostiles, sin razón. ¿A caso no es una crueldad demasiado grande jugárselo todo en una sola existencia?

…Mentira, todo lo anterior es probable que no suceda; sólo estoy divagando y escribo eso porque anhelo que así pase. Sólo plasmo eso porque soy un demente soñador y sueño despierto para que dos personas que se entienden, que se gustan y que se quieren, estén juntos y que mi felicidad dependa de ello.

He sido un fiel testigo de una historia de amor, la mejor que he visto, la mejor que he leído, la mejor de la que he sabido: Ellos tan sólo desean quererse, disfrutarse, no perderse de instantes juntos que, a decir verdad, los que han tenido son para él extraordinarios y difícilmente inolvidables; él se pregunta cómo sería si siguiesen juntos porque en tan poco tiempo ha sido especial.

Pero ahora algunas situaciones ya son distintas, a veces un lugar se puebla de ausencias y es difícil actuar como si no pasara algo. Los ausentes suelen ocupar, en aquellos espacios, mucho más que los presentes. Algo así le sucede a él ahora y aquí, allá, donde sea que esté y donde fuere que con ella haya estado. Cree que no podrá soportar esa ausencia y se inventa defectos o pretextos para imaginar que lo que él sentía no era sino simple admiración. Quiere pensar que su belleza mental y su agradable exterior no eran para él porque sencillamente él no podría alimentar su espléndida inteligencia. Tiene muy claro, gracias a ella, lo que busca, lo que quiere y de lo que muere por una mujer.

Hoy, una vez más, regresa al silencio. La noche se ha callado, no dice algo, “guarda en su memoria exquisita el amor”. Algunas lágrimas caerán, llorará por lo que no cabe, por lo que no fue, por lo que asfixia, lo que frustra; uno llora porque se desahoga, porque necesitamos sacar esa lluvia antes de que se vuelva diluvio, uno llora por una mujer porque se da cuenta de lo importante que es, lloramos porque es la única forma de crecer y aprender; porque una lágrima moja la mano, cae sola puntual y al tocar la piel se estrella, se dispersa y algo siembra.

¿La última lágrima? ¿El último escrito? ¿La última llamada?... Tampoco lo sé.

6 oct 2009

Muerte

¿Cuántas muertes sufrimos? ¿Cuántas vidas vivimos?

A veces percibimos ambas situaciones en un sólo día. “Ahora lo único que deseo es dormir. Dormir. Sólo dormir. No moverme. No estar. No ser. No vivir”… Como diría Ryszard Kapuściński.

A decir verdad no he pensado en cómo sería mi muerte. Supongo que ha de ser muy simple, sólo desaparecer e irse lejos, muy lejos. Y cuando esto suceda quiero que se escuche “Vaka” de Sigur Rós.

Quizás ahora esté muriendo.