Existen personas, gremios e incluso sindicatos que dicen sentirse intocables; presumen de poder y hacen uso de éste para beneficiarse así mismos y a unos cuantos. Hay quiénes escudados por estas ‘bondades’ hacen y deshacen sin que puedan ser penados o sancionados incluso, legalmente. Alguien me dijo alguna vez que el ‘poder’ es para ejercerlo, de acuerdo pero ¿por qué generalmente no es para un bien en sociedad?
Alguien más me diría que nadie es intocable, algún religioso contestaría que sólo Dios es intangible. Definitivamente yo diría que sólo existen elementos inescrutables, aunque pocos pero sólo eso: elementos, cosas.
Llevo ya días pensando en que no me gusta mi país, sus nulas oportunidades, sus escasos reconocimientos a las personas de bien y de trabajo. Su crisis y su desigualdad. Su despreciable ‘sistema’ y el conformismo para éste. Gente viviendo de lo fácil, de lo digerible, de lo monótono. Llevo un rato preocupado, bromeando le digo a C que me voy a vivir a Guatemala, ella me contesta “llévame contigo”. Sería como un sueño -respondo dentro de mí.
¿A caso apenas me estoy dando cuenta del adulto que pretendo ser? Si bien, extraño aquel país de mis abuelos, de historias sorprendentes y anécdotas que hoy en día difícilmente viviremos. O quizás lo que extraño es mi infancia, esos instantes que no sabía del precio de la Política, de los costos humanos por intereses de mafias, de prostitución mediática y laboral, de desilusiones idílicas o de aquel término que alguna vez leí: pornopobreza.
Dice mi padre que antes había una idea más clara de nación, existían ideales y valores reflejados; ahora todo es simple farsa, simple pose. Alguien más decía: “sé siempre igual, fiel a tu espejo diario”. Igual y fiel. Desafortunadamente ahora ése es el problema, un México cambiando, transformándose para empeorar. Un país desigual e infiel. Decepcionante. Pobre. En el que apenas ayer se cantaba un Himno en un encuentro deportivo donde muchos no se atreven a entonarlo porque no lo ven como un pasaporte a nuestra mexicanidad, a nuestra gente, a nuestro orgullo.
Pues, estoy intranquilo desde anoche, el ‘asalto’ a Luz y fuerza del Centro desencadenará otra crisis social: confrontaciones, paralizaciones, desempleo – delincuencia y, un sinfín de quehaceres poco positivos. Sin embargo, mi intranquilidad es respaldada porque definitivamente, considero, se ha hecho algo muy positivo en tan negativa administración federal. Basta de complacencias, basta de “intocables”, basta de consideraciones, basta de fugas estratosféricas de recursos, basta de beneficios hacia algunos cuantos; basta de lujos y caprichos financieros, absurdos y materialistas, basta de orgías sindicales y BASTA de desigualdades.
¿En qué momento se jodió México?
Alguien más me diría que nadie es intocable, algún religioso contestaría que sólo Dios es intangible. Definitivamente yo diría que sólo existen elementos inescrutables, aunque pocos pero sólo eso: elementos, cosas.
Llevo ya días pensando en que no me gusta mi país, sus nulas oportunidades, sus escasos reconocimientos a las personas de bien y de trabajo. Su crisis y su desigualdad. Su despreciable ‘sistema’ y el conformismo para éste. Gente viviendo de lo fácil, de lo digerible, de lo monótono. Llevo un rato preocupado, bromeando le digo a C que me voy a vivir a Guatemala, ella me contesta “llévame contigo”. Sería como un sueño -respondo dentro de mí.
¿A caso apenas me estoy dando cuenta del adulto que pretendo ser? Si bien, extraño aquel país de mis abuelos, de historias sorprendentes y anécdotas que hoy en día difícilmente viviremos. O quizás lo que extraño es mi infancia, esos instantes que no sabía del precio de la Política, de los costos humanos por intereses de mafias, de prostitución mediática y laboral, de desilusiones idílicas o de aquel término que alguna vez leí: pornopobreza.
Dice mi padre que antes había una idea más clara de nación, existían ideales y valores reflejados; ahora todo es simple farsa, simple pose. Alguien más decía: “sé siempre igual, fiel a tu espejo diario”. Igual y fiel. Desafortunadamente ahora ése es el problema, un México cambiando, transformándose para empeorar. Un país desigual e infiel. Decepcionante. Pobre. En el que apenas ayer se cantaba un Himno en un encuentro deportivo donde muchos no se atreven a entonarlo porque no lo ven como un pasaporte a nuestra mexicanidad, a nuestra gente, a nuestro orgullo.
Pues, estoy intranquilo desde anoche, el ‘asalto’ a Luz y fuerza del Centro desencadenará otra crisis social: confrontaciones, paralizaciones, desempleo – delincuencia y, un sinfín de quehaceres poco positivos. Sin embargo, mi intranquilidad es respaldada porque definitivamente, considero, se ha hecho algo muy positivo en tan negativa administración federal. Basta de complacencias, basta de “intocables”, basta de consideraciones, basta de fugas estratosféricas de recursos, basta de beneficios hacia algunos cuantos; basta de lujos y caprichos financieros, absurdos y materialistas, basta de orgías sindicales y BASTA de desigualdades.
¿En qué momento se jodió México?

No hay comentarios:
Publicar un comentario