Al par de lectoras que siguen este Blog: estoy de vuelta y lamentablemente para mí, no escribiré a menudo como yo quisiera. La intención por alcanzar la adultez comienza a tomar forma y los deberes cada vez aumentan. Redactar y exponer lo que sea por acá, se ha convertido en una de mis terapias favoritas, pero a veces pienso que soy el psicoanalista y el paciente al mismo tiempo de este espacio; no obstante, el propósito se logra cuando al menos una persona se recuesta en el diván y se atreve a leer lo que aporta el post. Tengo insignificantes situaciones que compartir al momento, circunstancias mundanas sobretodo y que hacen el día a día de una vida que pareciera apenas comienzo a construir. Sin embargo, me amedrenta el hecho de no asentar algo esta noche.
En este instante, quiero dar tratamiento al peor de mis desórdenes: el mal humor que me causa no hacer lo que DEBO hacer por causa ajena a la voluntad. El desquiciante tráfico y las multitudes de atar han hecho que muchos comencemos a padecer de esta ciudad y gocemos cuando estamos lejos de ella. Se supone que debiera estar en terapia física, pero gracias a la inconsciencia pasional del ser humano, la falta de planeación vial y otros factores; estoy ahora acá sentado, estresado y cansado frente a una pantalla con teclado; mirando al mismo tiempo el libro que he abandonado hace un par de días y con la certeza de que existe alguien por quien un día dejaría esta apocalíptica capital y todo con ello.
Canción que me tranquiliza ahorita:

No hay comentarios:
Publicar un comentario