Es medio día y no he despertado aún. Tan sólo pensar que mi alba apenas comienza es agónica y tentativa a la vez. Los recuerdos llegan a mi memoria y con ello una lista sin fin de múltiples errores. En ocasiones continúa pesándome el adulto que pretendo ser, porque cuando se es adulto en plenitud solemos acordarnos únicamente de los momentos más significativos de nuestra primera infancia. He olvidado ya muchas cosas de aquel tiempo, quizás las positivas. Ahora el sueño que tuve me refresca echándome en cara lo negativo que he actuado en ocasiones. En él, volví a recordar aquellos años enigmáticos de mi escuela secundaria y mi adolescente edad de los doce. Enciendo la radio y se escucha "Losing My Religion" de 'R.E.M.', pareciera que fue hace apenas unos días cuando la cantábamos en clase de Inglés; ¿será esto una coincidencia más? Menciona Nietzsche que la vida se separa de los sueños y de la embriaguez; que la ilusión más verdadera del hombre se le ofrece en los sueños, todo arte poético y toda poesía no es sino interpretación de sueños verdaderos. Entonces ahora no han sido fantasmas o situaciones de la índole onírica, he declamado de mis actos un sueño real. Quisiera remediar muchas situaciones, pero el tiempo no tiene esas complacencias, tampoco la vida; llegaré a ser un adulto en plenitud y tal vez mediante el olvido de este mundo de metáforas, negaré que alguna vez existió el hombre que falló y que apartó de él la compañía de algunos. Con el aparente olvido, viviré con cierta calma, seguridad y consecuencia; si algún día pretendo salir de esta burbuja, aunque sólo fuere un instante, afirmaré que la conciencia del ser humano olvida y perdona.
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