A veces experimento que vivo en el momento oportuno. Si hubiera permanecido en aquel lugar con la misma gente, mismas costumbres y similares quehaceres, es probable que jamás pudiere haberle conocido. Si hubiera permanecido en aquel verano, seguramente no experimentaría esta primavera. El hastío incesante por poco logra resignarme y no imaginar todo aquello que puede rebasarme. Las respuestas a la situación mundana han hecho presencia, el veredicto sentimental es palpable, la emoción resulta innegable.
El acontecer, por naturaleza casual y de repente planeado, me parece extraordinario. Amo coincidir con ella ahí, allá, acá; en cualquier lugar. Los sitios muchas veces suelen no importar, al menos a mí. El momento oportuno ahí se haya, o quizá nosotros seamos oportunos por estar ahí, ambos, frente a frente.
¿Y si hubiese aprovechado del instante y en verdad hubiésemos escapado como informalmente se lo dije? Tomaríamos la carretera sin rumbo fijo, el destino lo determinaría el cansancio por conducir o el clima nos haría detenernos en la montaña. Quizá simplemente manejaría y pararía donde el combustible se haya consumido. Contemplaría después, su rostro como suelo hacerlo. Disfrutaría del olor de su cabello y me contagiaría su ánimo con esa risa característica. -La respuesta a la pregunta, no existe, intentaré imaginarla placenteramente.-

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